Ediciones Boloña debe su nombre a una familia de notorios impresores habaneros iniciada en el ramo en 1776, cuando el joven tipógrafo Esteban José Boloña comprara su imprenta al naviero Azpeitia y pidiera licencia al Cabildo para abrir su establecimiento, del que saldrán a partir de 1780 importantes impresos. Su hijo José Severino, quien heredó el negocio en 1817, al morir el padre, llegará a ser reconocido en las primeras décadas del siglo xix como el mejor impresor de la Isla, y al primoroso catálogo de tipos y vinetas existentes en su taller dedicó Eliseo Diego, más de cien anos después, su poemario Muestrario del mundo o Libro de las maravillas de Boloña.
Perteneciente a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, Ediciones Boloña es la entidad encargada de las publicaciones de la institución, por lo que en su producción sobresalen los temas de carácter histórico, en especial los dedicados a La Habana, en un amplio diapasón de disciplinas, géneros y autores. Reediciones, primeras ediciones y coediciones con importantes editoriales cubanas y extranjeras; textos de jóvenes investigadores y de personalidades cimeras de la cultura nacional; libros, publicaciones seriadas, discos y multimedia, conforman un atractivo catálogo que aspira a reflejar la hondura y riqueza del patrimonio intelectual del país. La producción de Boloña ha obtenido numerosos premios nacionales que distinguen la riqueza de su contenido y la belleza de su diseno.
Presentaciones de Ediciones Boloña en la XXIV Feria Internacional del Libro. Calle de madera de la Plaza de Armas
10:30 a.m.: El legado pianístico pedagógico de Salomón Gadles Mikowsky
Autora: Kookhee Hong
Presentadores: Miriam Escudero y Ulises Hernández
Edición: Mylena Suárez
Diseno: Claudia Hernández Cabrera
Las tres jornadas finales contarán con las actuaciones de la rusa Tatiana Tessman (hoy viernes), de los cubanos Fidel Leal, Victor Díaz (sábado) y Aldo López-Gavilán y Harold López-Nussa (domingo). El concierto del sábado incluye el estreno de la integral de los Bocetos para piano de Leo Brouwer.
Al cabo de 13 días de agradables encuentros con el talento pianístico de los alumnos de Mikowsky en La Habana, el Primer Encuentro de Jóvenes Pianistas sigue siendo un hito en el quehacer cultural cubano de la ciudad y su Centro Histórico. Los conciertos que se suceden cada tarde lluviosa han dejado al descubierto los secretos de una receta magistral para la enseńanza del piano, que mezcla sabores de varias procedencias, desde la primigenia influencia del maestro César Pérez Sentenat hasta los profesores herederos de la escuela rusa, con los que trabajó Mikowsky más tarde en Estados Unidos. Entre esas líneas comunes de los herederos de Salomón se encuentran una increíble flexibilidad gestual, discreta articulación, un potente sonido que nunca —aunque fuerte— llega a ser hiriente; un dominio exacto y mesurado de la pedalización y los contrastes de dinámica, así como una comprensión estética de cada estilo.
Todos los alumnos del maestro, más o menos experimentados en su relación con el público, se presentan ante la audiencia cubana pendientes de las disposiciones del sabio Salomón, que dirige el concierto desde la primera fila de la sala de la Basílica con verdadera actitud pedagógica. Explica en amena charla cada repertorio, las condiciones de su intérprete, organiza las paradas, los aplausos, las salidas y saludos en escena, y lo más importante: el momento de los encore o «propinas», como prefiere llamarle. De este modo improvisó Salomón que el pasado sábado, primero de junio, al final del concierto del pianista ruso Alexandre Moutouzkine, saliera de entre el público el chino Yuang Sheng a tocarnos ?sin previo calentamiento? La Leggierezza de Liszt, encore olvidado el día anterior a causa de sus muchas horas de vuelo para llegar desde Pekín a La Habana. El concierto de Sheng, el viernes 31 de mayo, fue una oportunidad única de reencontrarse con este dotado pianista, tal como lo esperaban los oyentes que hace trece ańos lo escucharon en el Teatro Amadeo Roldán. Sheng asumió con una altísima calidad interpretativa la integral de los Preludios de Chopin op. 28, la Suite bergamasque de Debussy y dos piezas de Lecuona, una de ellas, Ahí viene el chino, casi concebida para esta ocasión.
De los alumnos de Salomón que hemos escuchado los días de este Encuentro, puede asegurarse ya que Alexandre Moutouzkine resalta como un pianista de una innegable madurez interpretativa. Muy comunicativo y carismático, Moutouzkine inició su concierto del día primero de junio con el estreno en Cuba de una serie de piezas del compositor estadounidense John Corigliano, bajo una propuesta performativa y efectista necesaria para cubrir las necesidades de ejecución de la obra contemporánea de ese autor, una de ellas compuesta sólo para la mano izquierda.
En este mismo sentido, la segunda parte de su programa incluyó el Estudio de concierto en fa mayor, homenaje a la maestra Margot Rojas, del cubano Juan Pińera; interpretación que hace una década le hiciera merecedor del premio a la mejor interpretación de la obra obligatoria en la segunda edición del Concurso Ignacio Cervantes. La realización del estudio, con el compositor presente en la sala, fue un instante irrepetible tanto para Moutouzkine como para la audiencia.
La presencia de obras contemporáneas en los programas es un elemento recurrente con el paso de los días, y es también otro de los aspectos de la clase de Mikowsky, quien ha expresado al público su confianza en que esas obras, «ácidas» hoy, «serán dulzura de cańa para nuestros oídos dentro de 100 ańos», y por ello es necesario enseńarlas a sus estudiantes. Moutouzkine finalizó con la serie completa de los conocidísimos Doce estudios op. 25, de Chopin y acto seguido varias «propinas», algunas en tempranas transcripciones personales de obras como El Cisne (del Carnaval de los animales), de Camille Saint-Säens y uno de los 24 Preludes in jazz style, del compositor Nikolai Kapustin, que dejó muy interesados a los prestigiosos pianistas jazzistas sentados en la sala como espectadores, entre ellos Rolando Luna, Aldo López-Gavilán y Alejandro Falcón.
El fin de semana trajo consigo finalmente a la pianista cubana Wilanny Darias, exponente de la joven escuela cubana de interpretación pianística, que cursa el tercer ańo de estudios en Manhattan School of Music con Mikowsky. Ante una sala colmada de audiencia, Darias conjugó una vez más obras antológicas del repertorio universal de Bach, Brahms, Chopin, Bártok y Messiaen con otras actuales piezas de compositores de lenguaje contemporáneo.
Por su parte, durante esta segunda semana del Encuentro subieron a escena otros dos alumnos de Mikowsky y los cubanos Daniel Rodríguez y Liana Fernández, herederos de sendas improntas de interpretación de reconocidos pianistas locales: Víctor Rodríguez y Frank Fernández, respectivamente. Ruiqi Fang, pianista china que inició las últimas siete jornadas, presentó el lunes 3 de junio un repaso por diferentes épocas históricas, comenzando con el Preludio para órgano en sol menor, de Bach; obras románticas de Schubert y Schumann, y una obra contemporánea de Luciano Berio, «imposible de memorizar», según advirtió Salomón para justificar la interpretación de Fang por medio de partitura. Entre las piezas románticas fue la de Schumann nada menos que el célebre Carnaval op. 9, serie de miniaturas con un trasfondo programático, compuestas como una secuencia de retratos sociales y psicológicos de la propia personalidad de Schumann, de personajes imaginados y reales de fuerte impacto epocal, como Chopin y Paganini; fuente valiosa sin lugar a dudas para lograr una interpretación muy creativa como la que realizara Fang ante la audiencia.
El martes 4 tuvo lugar el concierto del jovencito pianista Daniel Rodríguez, de sólo 19 ańos de edad, quien estudia actualmente en la Escola Profissional de Música de Espinho, Portugal. El programa de ese día, una vez más, recorrió compositores de la tradición pianística alemana, junto a Chopin y las Tres burlescas, de Bártok, recomendadas por el propio Salomón, quien quedó muy complacido con la propuesta interpretativa de Rodríguez.
El concierto del miércoles 5 de junio fue un momento para complacer a los amantes de la estética musical rusa del romanticismo tardío, pues todas las obras han sido del catálogo de Rachmaninov, y los encore otras tantas piezas de Scriabin y Glinka, en la interpretaciónl del pianista egipcio Wael Farouk. Pocas veces se ha sentido en este Encuentro una comunicación artista-público tan íntima como la que vivimos esa tarde. La ejecución de Farouk, influida por la enseńanza salomónica, fue un derroche de control técnico y exquisita sensibilidad. Por ser el día de su onomástico, la jornada culminó con un regalo del pianista Ernán López-Nussa, quien obsequió al egipcio un Feliz cumpleańos cubano en estilo de jazz.
La tarde siguiente tocó el turno al tercer pianista cubano: la intérprete Liana Fernández, muy acertada al plantearse el contraste entre el pianismo «clásico» de Beethoven y Mozart para la primera parte y un segundo enfoque de interpretación con obras entre «clásicas» y «populares» de Ernán López-Nussa, Vitier, Ginastera, Guastavino y Frank Fernández. Antes del esperado cierre de este fin de semana, donde alternarán Harold López-Nussa y Aldo López-Gavilán, lo harán también los pianistas locales Víctor Díaz y Fidel Leal, quienes están a punto de culminar sus estudios en el Instituto Superior de Arte. Este último tendrá la responsabilidad de estrenar la integral de los Bocetos para piano de Leo Brouwer.
La cita de hoy, viernes 7, será con la intérprete rusa Tatiana Tessman, de amplia trayectoria y exquisito sonido lleno de «sutilezas», como es evidente que resulta siempre en la clase de Salomón Mikowsky.
MSc. Claudia Fallarero
Musicóloga
Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas
A los conciertos del Primer Encuentro de Jóvenes Pianistas esta semana han asistido relevantes personalidades, entre ellos el compositor Juan Pińera, la musicóloga Isabelle Hernández y el maestro Leo Brouwer, quienes aparecen en la imagen central junto a Salomón Gadles Mikowsky. Entre los intérpretes de estas sesiones estuvieron: el pianista ruso Alexandre Moutouzkine (imagen superior izquierda) y la pianista cubana Liana Fernández (imagen superior derecha), así como los cubanos Willanny Darias y Daniel Rodríguez (imágenes inferiores izquierda y central) y el egipcio Wael Farouk (imagen inferior derecha).
Hablar de Cuba sin mencionar la música sería dejar una idea inconclusa. La historia musical del país es un dinámico, sugestivo y fascinante fresco. Desde sus umbrales hasta el inmenso reconocimiento universal que goza hoy, esta manifestación ha crecido, y sus modos de hacer, clásicos, folclóricos y populares, son inspiración constante para otras culturas.
Mestiza como esta Isla, la música evidencia una amplísima gama de géneros, estilos y variantes. Su origen es muy diverso, debido a la mezcla de culturas europeas y africanas, ejerciendo estas últimas una mayor influencia como producto del poblamiento necesario para el desarrollo político, económico y social durante la colonización. Así comenzó a fraguarse nuestra herencia cultural, cargada de un híbrido de razas, religiones, idiomas y tendencias musicales.
A pesar de esas tendencias, modos de hacer, postulados estéticos y actitudes histórico-políticas, la música cubana permanece vigorosa, activa e influyente. Es realmente notable el número de artistas de este ámbito que ha producido el país. La intensidad y la expresividad de esta manifestación en el archipiélago, así como su prestigio, continúa creciendo con los ańos. Hoy, es una poderosa revelación de la originalidad de nuestra cultura.
Desde los primeros acercamientos a la tradición musical de la Isla, el piano ha devenido instrumento fundamental e imprescindible, constituyendo uno de los pilares de nuestro patrimonio cultural. En palabras de Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, "el piano ha sido en Cuba uno de los instrumentos que más ha legado obras de valor patrimonial". Por tanto, no podía faltar en el escenario actual un evento que aunara a jóvenes virtuosos de la pianística cubana y extranjera. Es por ello que este 2013 la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, el Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas y la Dirección de Gestión Cultural de esa Oficina han organizado y desarrollado el I Encuentro de Jóvenes Pianistas.
Dieciséis conciertos únicos conforman el programa en el que participarán igual número de intérpretes de China, Rusia, Espańa, Corea del Sur, Bielorrusia, Egipto, EE.UU. y Cuba. La cita fue orquestada por el reconocido pianista y profesor de la Manhattan School of Music, el cubano Salomón Gadles Mikowsky quien encabeza la delegación de músicos extranjeros, todos pertenecientes a su cátedra de estudios: "Durante todos estos ańos mis alumnos han tocado en muchos festivales que yo he dirigido en varias partes del mundo, pero nunca en Cuba. A medida que envejezco me doy cuenta que no me queda mucho tiempo para regresar aquí, a mi Patria, y compartir con la escuela pianística cubana al cabo de tantos ańos de pedagogía. Este tenía que ser el momento".
Pianistas jóvenes del escenario nacional muestran una interpretación que valida, cada vez más, la Escuela Cubana de Piano, y hacen de este encuentro un reto en su carrera. Daniel Rodríguez Hart, Liana Fernández Neira, Fidel Leal Camacho, Víctor Díaz Hurtado, Harold López-Nussa, Aldo López-Gavilán y Willanny Darias Martínez, esta última actual estudiante de la Manhattan School of Music, son los nombres de los representantes cubanos que se sientan al piano por estos días en los espacios consagrados a la música en el Centro Histórico habanero.
La presencia nacional se muestra muy enriquecida con el evento. Uno de los nombres jóvenes más escuchados es, sin duda, el de Harold López-Nussa, quien pone de relieve, una vez más, no solo su virtuosismo y versatilidad como intérprete sino su dimensión como compositor. Para López-Nussa uno de los aspectos más destacables de la cita es tener piezas de los clásicos en las salas de La Habana (Chopin, Rachmaninov, Mozart, Beethoven, Liszt, Prokófiev, Lecuona, entre otros). "El encuentro es una oportunidad única que tenemos y espero que eso se repita muchos ańos. Hay que cuidarlo, poner todo el empeńo que podamos cada cual desde su lugar, nuestro granito de arena para que eventos como este sigan sucediendo cada vez con más frecuencia".
Liana Fernández Neira, multipremiada nacionalmente, graduada y actual profesora del Instituto Superior de Arte (ISA), considera que "el I Encuentro de Jóvenes Pianistas es muy importante porque es un tope con diferentes escuelas, diferentes modos de interpretar, altos niveles de consagración y capacidades artísticas. Para nosotros es bien importante, como lo es para los deportistas, por ejemplo, intercambiar con personas de nuestra misma formación que son, a la vez, multilaureados internacionalmente".
En concordancia con lo anterior se muestra Fidel Leal Camacho, también graduado del ISA y quien ostenta, entre otros galardones, el Primer Premio en el Concurso Musicalia Internacional de Piano en 2011. Leal Camacho se incluyó en el evento luego de iniciado el programa, lo que a su decir representa una oportunidad muy particular: "Esta participación para mí es primordial porque, además de insertarme en el encuentro, que para todo joven pianista es una experiencia increíble, tuve antes la posibilidad de sentarme en el público y ver a quienes iban a ser mis colegas en la cita, sin saber que lo serían. Compartir y tocar luego con ellos ha sido una oportunidad única".
Agrega el joven pianista matancero que para todo artista es importante conocer qué sucede a su alrededor, tanto en Cuba como en el exterior: "La retroalimentación es imprescindible para la creación pues uno se nutre de lo que recibe, y este es otro de los aciertos del proyecto".
A su vez, Liana Fernández reconoce que los invitados interpretan un repertorio universal que se hace muy interesante debido a la especialización de muchos de ellos en determinados compositores. Sin embargo, considera que "para el aprovechamiento de esa riqueza musical que llega desde fuera, resultaría oportuno escucharnos unos a otros más de una vez. Es la primera edición de este evento y puede mejorarse para su próxima edición. No obstante, creo que el solo hecho de que estas personas asistan y toquen con tanta calidad es para todos los músicos, no solo los pianistas, un privilegio inmenso".
El I Encuentro de Jóvenes Pianistas nace en la plataforma musical cubana como una oportunidad para retomar un ambiente de conciertos, concursos y festivales de música clásica que ha disminuido mucho en la Isla. Las presentaciones de estos noveles intérpretes vienen a inundar las salas de La Habana con obras de impactante belleza, algunas no muy comunes en los conciertos de piano. La presencia de reconocidos compositores nacionales también es notable en la cita.
Liana Fernández propone obras de tres destacados maestros cubanos: Ernán López-Nussa, José María Vitier y Frank Fernández, un justo homenaje a estos contemporáneos del siglo XX, nutridos también de la obra de Ignacio Cervantes y Manuel Saumell, artistas presentes aún en el escenario musical actual. Comenta la pianista que "estas piezas me resultan muy afines, y además es un gran logro haber llegado a ellas para que todos los estudiantes puedan renovar repertorios. Incluyo también dos grandes clásicos latinoamericanos que no se han tocado en conciertos anteriores en el encuentro, el argentino Alberto Ginastera y el colombiano Luis A. Calvo, este último no muy conocido pero con obras de gran belleza".
Harold López-Nussa retoma la Sonata No. 1 de Alberto Ginastera y confiesa que es un compositor al cual realmente se siente muy ligado ya que es una obra que empezó a estudiar en la escuela con su maestra Teresita Junco, una de las grandes pedagogas de la academia cubana de piano. "Además, comparto el concierto con Aldo López-Gavilán, de quien también interpreto una composición. Es un día muy bonito para nosotros dos ya que, además, vamos a hacer la Sonata a cuatro manos de Francis Poulenc, y tocar junto con Aldo siempre es un lujo para mí."
La obra de Leo Brouwer también está incluida en el encuentro. Fidel Leal interpretará los Diez Bocetos para piano del maestro. "Para mí es todo un reto acceder a estas piezas, pero ahora se hace doble porque además tengo la oportunidad de confrontar mi interpretación y mis ideas sobre ellas con el criterio del propio Brouwer. Ese diálogo es muy enriquecedor y representa una oportunidad excepcional que me ha dado este festival.", argumentó.
López-Nussa, más cercano al jazz, halla en este escenario una manera de encontrarse con los clásicos, una experiencia otra que le permite volver sobre un camino que, a veces, no transita: "Cada vez estoy un poco más lejos de la música de concierto, de la música clásica, pero mi corazón siempre está ahí. Este I Encuentro es una de las oportunidades que me da la vida de volverme a acercar a ella desde mi punto de vista porque yo no soy un practicante todos los días de la música clásica, pero sí es algo que quiero mucho y que trato de hacer con mucho empeńo y con la mejor calidad posible".
Desde su experiencia en estos días, Liana Fernández ofrece algunas consideraciones para una segunda cita en la cual deposita expectativas: "Si me dijeran pide un deseo, como dice la canción de Silvio Rodríguez, sería que se incluyeran algunos talleres donde los músicos especializados en un autor determinado compartan ese conocimiento. Acciones como estas creo que serían la maravilla. Incluso, sería muy enriquecedor escuchar al maestro Salomón hablar de su labor pedagógica y que topara con los grandes pedagogos que ejercen aquí en nuestro país. Son ideas que creo serían fantásticas".
El piano llega como un medio al alcance de todos los estilos y de todas las obras. Escuchar las melodías salidas de las cuerdas percutidas de este instrumento hace vivir momentos únicos para la música en nuestro país, más aún cuando los sonidos nacen del talento de los jóvenes. Las salas colmadas por el público y los artistas así lo demuestran. A decir del Dr. Eusebio Leal, "aquí lo importante es la música, la música que levanta el espíritu, congrega a las naciones por la paz y permite asociarnos a lo que un sabio llamó la sublime armonía".